lunes, 23 de enero de 2012

A mi hermana postiza

Gracias por ayudarme a abrir los ojos cuando mis días malos pesan demasiado. Cuando hablamos largo y tendido recuerdo porque estoy aquí, con lo bueno y lo malo .Y hago toma de conciencia de que es lo que no quiero en mi futuro. A veces se me olvida, hay tantas cosas que están costando tanto trabajo y esfuerzo que a veces parece que no llega nunca la recompensa. Pero tienes razón, ya estoy notando parte de esa recompensa que me da alguna que otra ilusión de vez en cuando y confió que no muy tarde me vayan llegando todavía más. Tienes razón cuando me dices que he cambiado en muchas cosas para bien, que mis locuras se han ido esfumando de mis pensamientos aunque a veces queden cenizas que me hagan dudar. Tienes razón cuando me recuerdas que no estoy sola, eso también se me olvida y no debería de ser así con todo lo que has hecho por mi. Tienes razón cuando me dices que las cosas van a acabar saliendo bien. Tienes razón en muchas cosas y te agradezco que me ayudes a verlas. Te quiero hermana postiza

Un año y 23 dias

Hubo una vez, en el que escribíamos en este blog, pero parece que ese tiempo pasó, hace hoy un año y 23 días que nadie escribe aquí, porque nos vamos olvidando de las nuevas costumbres de nuestra vida moderna, y mantener un blog actualizado, es una de esas costumbres fácilmente olvidables.
En tu ausencia, he de contarte que el mundo va cada vez peor, la palabra crisis llena nuestros días, nuestra caja tonta, y muchas palabras de todos los periódicos, la libertad, en multitud de formas, es una ilusión que los mercados nos dejan creer que existe pero es mentira,  leer sobre el tema sólo hace que entiendas todas las noticias sobre suicidas desesperados que eligen marcharse de este mundo en quiebra.
 A pesar de todo, el mundo sigue girando, con su cambio climático, su falta de fe, su consumismo extremo y sus muertos de hambre, cada día sigue precediendo a su noche.
Como buena nueva, comentarte que cada uno de nosotros continua en su proyecto personal y va perdiendo y ganando batallas diarias, yo hoy, he ganado una, me he sentado enfrente del teclado y me he puesto a escribir, y sienta tan bien, dejar que las palabras fluyan una detrás de otra, aunque al final el sentido no sea el más correcto, aunque al final la desesperación parece llenarlo todo con su olor, hoy gano una batalla, y mañana volverá a amanecer como cada día.